¿En qué nos basamos cuando afirmamos que una canción es muy buena? Probablemente siempre tendamos a fijarnos en su calidad musical, la profundidad de su letra, la interpretación del artista… .Sin embargo, yo creo que hay algo más que muchas veces no conseguimos percibir, al igual que existe con las personas, las canciones tienen alma.
Esos 21 gramos de peso que se le atribuyen, ya que en esta vida nos empeñamos en medirlo y pesarlo todo, también deberían imputárselo a las canciones. Con tan etéreo elemento, podríamos explicar lo inexplicable, esas sensaciones que de repente nos afloran al escuchar ciertas canciones; y que se mezclan con nuestros recuerdos personales, haciendo propias las historias que alguien nos canta. Por otra parte, al igual que con las personas, también existen canciones desalmadas; pero esas no se merecen demasiado tiempo, y en este blog no os voy a hacer perderlo con ellas.
Es el turno de su primo, nuestro primo, El Nano, y de una canción que supongo que conoceréis bastante bien ya que la interpretó en la gira “Dos Pájaros de un tiro”: “Es caprichoso el azar”. Os presento al azar, caprichoso según Serrat, y protagonista indiscutible en muchas situaciones de nuestra vida. Destinatario de todas nuestras iras cuando le da por ser esquivo con nosotros, y aliado perfecto cuando nos guiña un ojo allanándonos el camino.
“Fue sin querer...
Es caprichoso el azar.
No te busqué
ni me viniste a buscar.”
La historia que nos cuenta Serrat comienza intentando dar un paso a un lado, queriendo apartarse del camino, delegando la responsabilidad en otros; bueno más que en otros, en otro que ya os he presentado, el azar. Afortunadamente, ya iremos viendo que eso no es del todo así. A pesar de afirmar que no se buscaban explícitamente, inconscientemente si que lo estaban haciendo. Quizá lo llevaban haciendo tanto tiempo, que cuando se encontraron no repararon en ello y la emoción del momento les impidió mirar hacia atrás.
“Tú estabas donde
no tenías que estar;
y yo pasé,
pasé sin querer pasar.”
Muchas veces nos pasamos demasiado tiempo esperando el momento idóneo para que algo suceda, como si eso estuviera en nuestra mano. Esa espera es muy peligrosa, ya que es probable que nunca encontremos la situación perfecta que habíamos imaginado. Por eso es mucho más bonita, la escena que nos dibuja El Nano. Salirse del guión establecido, improvisar, actuar guiados por nuestro instinto, olvidarse del tiempo pasado por un momento y no hacer cábalas sobre lo que pueda venir.
Si la canción se tratase de una película de Hollywood, en este momento se ralentizaría el movimiento de la cámara, se difuminaría el fondo para enfocar mejor a los dos protagonistas y comenzaría a sonar alguna de esas “bandas sonoras de nuestra vida”. Aquí se nos presenta otra escena muy curiosa, esa gente que iba y venía con prisa, esa tarde que anunciaba chaparrón. Todo eso resulta indiferente ya, aunque no siempre es así.
Es precisamente la gente con prisa la que te influye, la que te condiciona en tus actuaciones, la que emite permanentemente juicios de valor como si tuvieran potestad para ello. El chaparrón es otro condicionante muy importante, muchas veces nos ha caído encima, y es por eso que siempre salimos con el paraguas abierto. Por miedo a volvernos a mojar, no apartamos el paraguas y nos perdemos un sol espléndido que nos está esperando. No obstante, hasta al más desencantado, al que lleva el paraguas más grande y más oscuro, le llega el momento en el que se choca con alguien y descubre que hace tiempo que dejó de llover.
Como toda buena película que se precie, debe tener un final feliz, y seguramente habréis podido adivinar que esta canción no va a echar un borrón al final. En esta ocasión vamos a ser generosos con nuestro amigo el azar, y vamos a otorgarle la autoría de ese momento tan especial. Aunque siendo justos, los verdaderos artífices de ello son esos dos que queriendo, y estando donde debían de estar prendieron el azar para que éste se encargase de los pequeños detalles. La canción comenzaba con un engañoso “Fue sin querer”, pero como os adelanté fue cambiando la tendencia hasta llegar a sus últimos versos…
“Tanto tiempo esperándote...”
Una de las canciones de Serrat que más me atraen y es que para bien o para mal, el azar está detrás de muchas de nuestras vivencias, o al menos eso creo.
ResponderEliminarUn besote
El azar muchas veces juega con nosotros, y como en cualquier juego que se precie; cuando se gana nos colgamos las medallas, y cuando se pierde echamos balones fuera. Por eso mismo me gusta mucho esta canción, porque le da su parte proporcional a cada uno. Es una ambigüedad que me gusta mucho, prefiriendo siempre que el azar me guiñe un ojo a que me de una patada en el culo jejej.
ResponderEliminarUn beso Duna!
Que en estas fiestas, la magia sea tu mejor traje, tu sonrisa el mejor regalo, tus ojos el mejor destino, y tu felicidad mi mejor deseo.
ResponderEliminarEste año no esperes regalos. Estoy de copas con los Reyes Magos y la cosa se nos ha ido de las manos.
Feliz 2011 ..muakksssss
Saavedra querido, que hallazgo tu blog!
ResponderEliminarMe encantan Joaquin y su primo, esa canción es alucinante e inspiradora, y tiene - precisamente - esa alma que mencionás... es plena y reveladora, maravillosa!
Por mi parte - y desde este lado del océano- te envío mis más cálidos saludos, para que tengas un excelente fin de año, y un mejor inicio del próximo..
Besotes!
Muchas gracias Natalia!!
ResponderEliminarMe alegro un montón de haber conseguido "afiliarte" a mi blog, y desde el otro lado del charco yo también te mando mis mejores deseos para el año que viene, y vete preparando porque Sabina vuelve por allí en breves...
Un beso!!
Feliz Año Nuevo Balo!!
ResponderEliminarNos seguiremos leyendo en 2011!
Un beso!