18 abril 2019

La Saeta

La Saeta es la marcha procesional más célebre pero su historia encierra una interesante paradoja. Tienen dos padres, y ninguno de ellos pensó que acabaría convirtiéndose en lo que hoy en día es. El primero fue Antono Machado, que escribió el poema "La Saeta" allá por 1912. En contra de lo que podría pensarse a primera vista, encierra una crítica velada a la Semana Santa de Sevilla. Por un lado es un homenaje a las tradiciones de estos días, a la fe de sus mayores y de su pueblo que se vuelca con sus cofradías. Pero por otro, el propio Machado se siente ajeno a esas costumbres, de ahí que prefiera cantarle al Cristo que anduvo en la mar, y no al que está clavado en el madero. 

"Dijo una voz popular:
¿Quién me presta una escalera
para subir al madero
para quitarle los clavos
a Jesús El Nazareno?"

Pasaron muchos años del siglo XX, algunos muy largos, hasta que en 1969 Joan Manuel Serrat rescató varios de los poemas de Antonio Machado, les puso música y de ésta forma consiguió hacerlos llegar a un público mucho más amplio.Los discos homenajes de Serrat a Machado y Miguel Hernández han hecho más por la cultura de este país, que muchas de las reformas de la ley educativa. En ese disco se encontraba La Saeta, a la que puso una hermosa música. En ese mismo año en una entrevista Serrat afirmó que no creía en Dios, que era agnóstico y creía mucho más en el hombre como ente espiritual.

"Oh, la saeta el cantar
al Cristo de los Gitanos
siempre con sangre en las manos
siempre por desenclavar. 
Cantar del pueblo andaluz
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz." 

Volvieron a pasar varios años del siglo pasado, y en los años 80 la música original de Serrat fue adaptada para banda y orquesta. La versión que todos conocemos hoy en día se estrenó en 1988 por la Agrupación Musical "Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras". A lo largo de estos 30 años, esta pieza musical ha ido ganando protagonismo hasta situarse entre las más queridas y solicitadas por el público. Una adaptación musical realizada por un agnóstico sobre una letra escrita por un escéptico de la Semana Santa. El mundo está lleno de contradicciones y paradojas, ojalá todas fueran tan hermosas como ésta.  

"Cantar de la tierra mía,
que echa flores,
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores.
Oh no eres tú mi cantar,
no puedo cantar ni quiero,
a ese Jesús del Madero, 
sino al que anduvo en la mar."