06 agosto 2012

Reír como llora Chavela

Ayer nos dejó Chavela Vargas a los 93 años de edad, se apagó la voz de rayo de luna llena de esta gata valiente de piel de tigre. Esta mexicana de adopción, ocupa un lugar preferente dentro de la vida de Joaquín Sabina; y gracias a ella tenemos dos canciones inmensas como son "Por el Boulevard de los sueños rotos" y "Noches de boda". Chavela tenía bastante cosas en común con Joaquín, su afición al alcohol y a las mujeres así como la voz rota; son algunas de sus mayores señas de identidad.

No se ha hecho esperar la reacción de Sabina a tan sentida pérdida, y ha mandado un no menos sentido pésame ante la pérdida de aquella mujer que lo dejó para siempre sin tequila "del bueno". Esperemos que, tal y como rezaba "Noches de boda", el fin le haya pillado bailando.

“Andaba dibujando en un cuadernito, una costumbre que recién adquirí, cuando vi por la televisión, encendida sin sonido, la imagen de Chavela. Di voz al aparato. Se nos fue, escuché. Y me cogió un llanto irreparable. Lo que nunca me había sucedido. Siempre me culpé por no ser capaz de llorar con la muerte de mis padres, pero esta vez me venció el desconsuelo. Yo nunca me tomé copas con mis ídolos: Bob Dylan, Leonard Cohen o Brassens. Y sí, con Chavela, con la que he cantado, nos hemos abrazado y reído hasta hartarnos. Todas esas veces cuentan y contarán siempre entre las más grandes cosas que me han sucedido en la vida.

Será difícil, por ejemplo, olvidar cómo la conocí. Fue una noche de hace unos veinte años, en Madrid, en la sala Morasol. Dijo: “Yo vivo en el bulevar de los sueños rotos”. Y yo tuve que escribirle una canción con esa frase. Ya se había recuperado de su alcoholismo. Calculaba que había bebido algo así como 1,8 millones de botellas de tequila y solía decirme cuando me veía beberlo a mí: “Joaquín, ese tequila tuyo es muy malo; el bueno de verdad ya nos lo bebimos José Alfredo Jiménez y yo”. Al conocer la triste noticia, que todos veníamos anticipando, he sentido la necesidad de bajar al bar a tomar uno a su salud, aunque el brebaje sin ella siempre será de los malos.

Aquella primera vez, pedí a Pedro Almodóvar que nos presentara. Al acercarme, escuché cómo él le contaba quién era yo, pues Chavela no tenía la menor idea. “La admiro desde niño”, le dije. “Yo también le admiro mucho a usted”, contestó. Ante la mentira, exclamé. “Vete a la mierda”. Nos fundimos en un largo abrazo del que nunca nos libramos hasta ayer mismo, incluso aunque no pudiéramos vernos en su última visita a España, un viaje que quizá no debió hacer, pues no estaba en condiciones. Entonces, yo estaba de gira y a ella la ingresaron en un hospital.

Con su desaparición, se pierde una manera de cantar llorando, un quejío inigualable, una expresividad fuera de lo común. Unos cojones y unos ovarios nunca vistos en la música popular desde la muerte del bandoneonista Ricardo Goyeneche. Ella no vendía una voz, vendía un estilo. Era una maestra en perder la primera al tiempo que ganaba lo segundo. Algo en lo que yo, sin duda, tengo mucho que aprender. En estos momentos de pérdida me digo: ¡Quién pudiera reír como llora Chavela! Y recuerdo algo estas palabras de Almodóvar: “Desde Jesucristo, nadie ha abierto los brazos como ella
Joaquín Sabina.

01 agosto 2012

Su primo el Nano VI: Algo Personal

Existen algunas canciones a las que el paso del tiempo no les sienta demasiado bien,  hay otras que acaban por ser inmortales y también se da el caso de aquellas que hoy en día tienen un significado mucho mayor al que tuvieron cuando fueron concebidas. Personalmente, creo que este es el caso de "Algo personal", una canción que Serrat escribió en 1983 y que seguramente a más de uno se le haya venido a la cabeza en los últimos meses. 

"Probablemente en su pueblo se les recordará
como cachorros de buenas personas,
que hurtaban flores para regalar a su mamá
y daban de comer a las palomas.


Probablemente que todo eso debe ser verdad,
aunque es más turbio cómo y de qué manera
llegaron esos individuos a ser lo que son
ni a quién sirven cuando alzan las banderas."

El Nano retrata a la perfección a toda esa casta política que nos (des)gobierna, que durante la campaña ponen cara de no haber roto nunca un plato; pero raro es el que se marcha de su cargo sin haberse cargado alguna que otra vajilla.  Se plantea la duda de a quien sirven estos señores, cada vez queda más claro que a los intereses de la sociedad no. Yo iría un paso más allá en la cuestión y directamente preguntaría ¿sirven?. 

"Hombres de paja que usan la colonia y el honor
para ocultar oscuras intenciones:
tienen doble vida, son sicarios del mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.

Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad,

viajan de incógnito en autos blindados
a sembrar calumnias, a mentir con naturalidad,
a colgar en las escuelas su retrato."

Son verdaderos especialistas en adornar sus discursos, y dar una cantidad ingente de rodeos a la hora de explicar sus medidas; creyendo quizás que la gente es tonta y dirá amén a todo sin rechistar. Afortunadamente cada vez son más los que no comulgan con ruedas de molino y levantan la voz. Aunque ellos ya se cuidan bien de rodearse y cubrirse las espaldas para poder hacer y deshacer a su antojo. La mentira, algo considerado gravísimo en el mundo anglosajón, ha pasado a convertirse en un recurso más en su día a día. Otra afición que tienen es la de poner placas en todos los edificios que inauguran, para que su nombre pase a la posteridad. Resulta curioso ver como el nombre de muchos políticos están en las puertas de escuelas y hospitales, esos mismos que ahora están desmantelando poco a poco. 

"Se gastan más de lo que tienen en coleccionar
espías, listas negras y arsenales;
resulta bochornoso verles fanfarronear
a ver quién es el que la tiene más grande.

Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz,

juegan con cosas que no tienen repuesto
y la culpa es del otro si algo les sale mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal."

"Habéis vivido por encima de vuestras posibilidades", esta es la frase de moda en los últimos tiempos que nos repiten una y otra vez. Tienen la poca decencia de culparnos de todo despilfarro, cuando en realidad los que han tirado (cuando no robado) millones y millones han sido ellos. Han jugado durante mucho tiempo al estúpido juego de ver quien la tiene más grande, y ahora el tamaño que medimos es el de la deuda que dejan. 

"Y como quien en la cosa, nada tiene que perder.
Pulsan la alarma y rompen las promesas
y en nombre de quien no tienen el gusto de conocer
nos ponen la pistola en la cabeza.

Se agarran de los pelos, pero para no ensuciar

van a cagar a casa de otra gente
y experimentan nuevos métodos de masacrar,
sofisticados y a la vez convincentes."

La rotura de promesas ya a nadie sorprende, y por eso no se preocupan demasiado en disimularlo. Se jactan de gobernar con mano de hierro, y de no temblarles el pulso a la hora de tomar medidas "difíciles"; pero al mismo tiempo se bajan los pantalones frente a los poderosos. Caso aparte es el bochornoso comportamiento que tienen entre ellos cada vez que asisten a un debate, donde el "y tu más" es el leitmotiv de cada una de sus intervenciones. 

"No conocen ni a su padre cuando pierden el control,
ni recuerdan que en el mundo hay niños.
Nos niegan a todos el pan y la sal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal."

Cada vez más confunden cual es el rol que deben desempeñar, y pasan con demasiada frecuencia de dirigentes a propietarios de un país. Olvidan fácilmente que en el mundo hay niños...o niñas (figura muy recurrente cuando lanzan sus proclamas en las elecciones). Joan Manuel decía que entre esos tipos y él había algo personal, creo que a medida que pasa el tiempo somos más los que nos unimos a su causa porque "entre esos tipos y nosotros hay algo cada vez más personal".