10 junio 2019

Hay (con Haydée Milanés)

A Joaquín Sabina y a Pablo Milanés los hemos visto buscar juntos a quién les había robado el mes de Abril, cantarle a Yolanda y entonar al alimón La Canción más hermosa del Mundo. En esta ocasión se vuelven a juntar los apellidos Sabina y Milanés, pero cambiando el nombre propio del apellido cubano. Se trata de Haydée, la hija de Pablo, que ha sacado un disco homenaje a su padre llamado "Amor". Disco en el que recorre la carrera del negro Milánes de la mano de varios grandes artistas, y entre ellos, se encuentra Joaquín.

"Hay un río que espera mi reposo,
hay un cielo que espera mi cantar,
hay un libro que espera por mi goce,
son tantas cosas que no sé como empezar."

El tema elegido ha sido "Hay", una canción que recorre de manera sencilla y certera todos los ingredientes que conforman esta complicada receta a la que conocemos como vida. Son tantos que Milańes no sabe por donde empezar, y tantos son que prefiere terminar la canción. Recorre sus filias, nos plantea sus dudas, nos muestra sus conjuros y se enorgullece de sus amores.

"Hay un pueblo que espera silencioso,

hay un cuerpo que quiero desnudar,

hay un amigo lejano y mentiroso,
son mis amores que me obligan a pensar"

Ese cielo que espera su cantar, para mí tiene varias interpretaciones. Por un lado, todo buen trovador siempre proyecta su voz hacia el cielo, para que éste haga de hilo conductor y reparta su mensaje por infinidad de lugares. De igual manera, cuando la voz de un trovador se apaga, la gente sigue escuchando eternamente sus canciones. Quizá porque el cielo tiene memoria y sigue reproduciendo los viejos mensajes que son dignos de escuchar, o porque el trovador le sigue cantando al cielo, proyectando en este caso su voz desde las nubes.

"Hay una risa al final de cada llanto,
una luz para toda enfermedad,
un corazón que rechaza los quebrantos,
son los conjuros que me da mi mocedad"

En cuanto a los conjuros, nos cuenta que la mejor forma de ponerle
fin a cualquier llanto, es abriéndole la puerta a la risa, ya que esta suele venir acompañada de una luz que ataca a la más oscura enfermedad. La risa es el combustible perfecto para que el auténtico motor de nuestras vidas, que es el corazón, pueda con las subidas más sinuosas que tengamos que afrontar. Esas subidas en las que la cabeza dice no se puede, pero que a golpe de sístole y diástole se terminan por subir. 

"Un espacio al final del cementerio,
de una vez borrará tu vanidad,
que otra vida vendrá si es un misterio,
son esas dudas que me suelen desvelar"

Una canción que hable de la vida, necesariamente tiene que darle un pequeño espacio a la muerte, para que actúe como contrapunto. Nos recuerda que la parca será quien encienda la hoguera de esas vanidades que todos tenemos. En cuanto a la posibilidad de que otra vida exista, como no hay certeza, no puede haber verso ni canción sobre ella. Así que lo mejor es seguir cantándole a la que ya conocemos.