20 octubre 2019

No permita la Virgen

Aunque Sabina siempre ha manifestado que se considera como un poeta metido a cantante, lo cierto es que hubo una época en la que la que sus canciones comenzaron a tener un peso lírico mayor. Especialmente durante primera década de este siglo, "No permita la Virgen" es un claro ejemplo de esa transición. Se trata de una de las letras más crípticas de Joaquín, y por ende más complicadas de interpretar (o con mayor número de puertas abiertas para nuestra imaginación). La idea principal si puede estar algo más clara, se trata de una crítica o de un aviso a navegantes sobre las consecuencias de alcanzar la fama, el poder y sus compañeros de viaje. 

"No permita la virgen que tengas poder,
sobre lágrimas, egos, haciendas. 
Cuando labios sin ánima quieran
quererte al contado, liquida la tienda"

Sabina nos coloca rápidamente los naipes encima de la mesa, y pese a haber ambicionado barajarlos al estilo del triunfador, en esta ocasión implora todo lo contrario. Con los primeros versos nos está gritando "paso" al reparto de poderes sobre cuestiones tan materiales como el vil metal y tan cruciales como el poder sobre los daños sentimentales a terceros. Seguidamente, lanza una advertencia sobre cómo actuar en caso de que alguien vacío de alma parezca quererte. Mejor cerrar la tienda por liquidación que acabar cerrando por derribo. Cuando a todos se nos viene a la cabeza "por el interés te quiero Andrés", a Sabina se le viene a la pluma "cuando labios sin ánima quieran quererte al contado, liquida la tienda". 

"No te pases un pelo de listo,
no inviertas en cristos, no te hagas el tonto. 
Las hogueras a primera vista,
cuché de revista, se apagan bien pronto"

La siguiente recomendación es estar siempre alerta y aplicar la prudencia cuando decidas embarcarte en aventuras vitales. La inclusión del papel cuché de las revistas en la metáfora de la hoguera no es casual. El común de los mortales sabe que las apariencias engañan, y lo que arranca como una historia sólida puede acabar desmoronándose con pasmosa facilidad. Si nos trasladamos al mundo de la farándula esta máxima se cumple con mayor frecuencia e intensidad. En esos lares el mercadeo de afectos está a la orden del día. 

"El caballo de Atila no sabe trotar,
sin hoyar azulejos silvestres. 
Los vencejos con ánimo de molestar,
coleccionan estatuas ecuestres"

Llegando al ecuador de la canción nos topamos con dos de las metáforas más potentes de la letra, que también dejan una gran libertad para su interpretación. Todos sabemos que por donde pisaba el caballo del rey de los hunos, no volvía a crecer la hierba. Aquí nos está avisando de que hay ciertas personas que cuando pasen por nuestra vida será imposible que no dejen su marca. Y esto deja marca tanto en el presente, en el momento que el trote se hace notar, como en el pasado que de vez en cuando aparece en nuestro recuerdo. Las estatuas ecuestres se erigen como homenajes a vidas pasadas de personas ilustres, pero ni siquiera éstas se quedan a salvo de la erosión que sobre ellas provocan los pájaros. 

"La belleza es un rabo de nube,
que sube de dos en dos las escaleras. 
Un carnet exclusivo de socio,
del pingüe negocio de la primavera"

Sabina ya nos habló de la falsa belleza de la que huía aquel sabio que no cambiaba París por su aldea. En esta ocasión vuelve a detenerse sobre ella, aprovechando para hacerle un guiño a la canción de Silvio Rodríguez, y nos alerta de la enorme velocidad a la que desaparece. Aquí podríamos enlazar fácilmente con la advertencia de no invertir en negocios ruinosos, y la belleza es algo que por definición no dura demasiado. Por si no nos hubiera quedado suficientemente claro, Joaquín dedica una sucesión de metáforas que reinciden sobre la misma idea. 

"Un barril de cerveza que mata de sed,
un melón con pezón de sandía.
Un espía enemigo, un contigo al revés, 
un ombligo de bisutería"

Cosas de quita y pon,
mariposas de sangre marrón,
no me quieras querer,
no me quieras matar, corazón"

Un barril puede ser todo lo bonito que quieras, pero en el momento que se queda vacío de contenido pierde su principal utilidad; salvo que te conformes teniéndolo como adorno. Ahora relean la frase anterior cambiando el término barril por persona. El melón con pezón de sandía, puede representar esa prórroga artificial que se le puede dar a la belleza cuando ésta empieza a languidecer, y el ombligo de bisutería podría ser el complemento material que le añada algo de brillo. En resumen, que todas las cosas que sean de quita y pon deben ser valoradas en su justa medida. Hasta la más bella mariposa necesita que su interior le permita batir sus alas con fuerza.