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04 agosto 2023

Chavela Vargas - Por El Boulevard de los Sueños Rotos

 

@jsabinablog

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05 septiembre 2021

Por el Boulevard de los Sueños Rotos

 


"Joaquín, yo vivo en el Boulevard de los Sueños Rotos". Esa fue la frase que Chavela Vargas le dijo al inquilino del número 7 de la Calle Melancolía. Esa frase fue la semilla de la gran amistad entre la Vargas y Sabina. Con esa frase, el flaco se inspiró para escribir una canción que consiguiera burlar todos los miedos. Una canción que homenajease a Chavela y a la historia de su país adoptivo, apuntalando los puentes que unen las tascas de Chamberí con las cantinas de Ciudad de México. Si alguna vez has silbado por Calle Melancolía o has escuchado las sirenas de los petroleros de Desolation Row, tu ruta tarde o temprano te llevará por el Boulevard. 


"En el Boulevard de los Sueños Rotos,

vive una dama de poncho rojo,

pelo de plata y carne morena.

Mestiza ardiente de lengua libre,

gata valiente, con piel de tigre,

con voz de rayo de luna llena"


Para contar la vida de Chavela Vargas seguramente se necesitarían miles de páginas y varios ríos de tinta. Para hacer una descripción perfecta de ella, a Sabina le bastaron seis versos. Con tres colores basta para dibujarla, el rojo de su eterno poncho, el plateado de las canas que ningún escenario se atrevió a teñirle y el moreno de una piel curtida tras varios reveses de la vida. Con tres conceptos se puede repasar su carácter, la valentía con la que vivió siempre, la libertad con la que rompió esquemas y su irrepetible voz de rayo, que la mecía entre el llanto y el canto. Nunca nadie ha cantado "La Llorona" como ella. Cuando consigues asociar tu nombre propio al de una canción popular, estás afianzando tu paso a la posteridad. 


"Por el Boulevard de los Sueños Rotos,

pasan de largo los terremotos,

y hay un tequila por cada duda. 

Cuando Agustín se sienta al piano,

Diego Rivera, lapiz en mano,

dibuja a Frida Kahlo desnuda" 

Recorrer la biografía de Chavela es como recorrer un museo histórico del México del siglo XX. Estaría repleto de cuadros de Diego Rivera y de Frida Kahlo, y el hilo musical correría a cargo de José Alfredo Jiménez y de Agustín Lara. Si has ido a alguno de los restaurantes mexicanos de "La mordida" en Madrid, habrás comprobado que en sus murales se encuentran dibujados varios personajes memorables del país azteca. Casi todos ellos estuvieron presentes en su vida, y Sabina no dudó un segundo en buscarles acomodo dentro del boulevard. Es aquí donde la canción aumentó sus dimensiones, y no se limitó a ser un homenaje a Chavela Vargas, sino a todo el país. Otro pasito más para que ésta también alcance el status de canción popular en algún momento, si es que no lo ha hecho ya. 


"Por el Boulevard de los Sueños Rotos,

desconsolados van los devotos,

de San Antonio pidiendo besos.

Ponme la mano aquí Macorina,

rezan tus fieles por las cantinas,

paloma negra de los excesos"


Pedro Almodóvar dijo una vez que desde Jesucristo nadie había abierto los brazos igual que Chavela. Si ya la habíamos dibujado antes con tres colores clave, al lienzo basta con añadirle un par de trazos que dibujen sus brazos en esa posición de divinidad absoluta. Si el chavelismo hubiera sido una religión, su lugar de oración no sería otro que una cantina; en la que siempre hubiera una botella de tequila para disipar cualquier duda por profunda que fuera. Entre sus oraciones estarían Macorina y Paloma Negra, dos canciones claves en el repertorio de la Vargas. La primera, una canción de amor a una mujer cubana, mestiza, mitad negra, mitad china. La segunda, una canción de desamor, de las consecuencias de una infidelidad. El canto y el llanto, siempre presentes, siempre en un lugar preferente de la vida de Isabel Vargas Lizano. 


"Por el Boulevard de los Sueños Rotos,

moja una lágrima antiguas fotos,

y una canción se burla del miedo.

Las amarguras no son amargas,

cuando las canta Chavela Vargas,

y las escribe un tal José Alfredo." 


Ese llanto que se escapa cuando de repente se aparece ante ti una vieja foto de un pasado, que aunque se haya superado nunca se olvida; y ese canto que suena con fuerza y sirve para espantar a esos fantasmas del pasado. Un canto que pone de pie a los que siguen brindando por un futuro más brillante. José Alfredo Jiménez firmó letras de infinidad de canciones que seguramente conoces y nunca te has parado a pensar en su autoría (si no te lo crees, te reto a que lo compruebes, no menos de 3 las has cantado más de una vez). Chavela Vargas le ha puesto voz a varias de ellas, y en muchos casos ha dejado el listón tan alto, que nadie ha sido capaz de superar su marca hasta la fecha. 


"Se escapó de una cárcel de amor,

de un delirio de alcohol,

de mil noches en vela. 

Se dejó el corazón en Madrid,

quién supiera reir,

como llora Chavela."


Durante muchos años Chavela escandalizó a la gente de la época, cuando en las salas de fiesta aparecía con vestimenta de hombre. En aquellos años no podía proclamar a viva voz su homosexualidad, pero ella consiguió escapar de esa cárcel de amor. El alcohol fue su siguiente gran infierno, hasta el punto de provocar su retirada prematura de los escenarios a finales de los 70. Pero fue otra batalla que consiguió ganar a principios de los 90, y justo ahí fue cuando Joaquín Sabina apareció en su vida y se colocó la primera piedra de este boulevard. Si Sabina tardó 500 noches en aprender a olvidar a una mujer, Chavela se pasó 1000 de esas largas noches en vela.  


11 marzo 2018

Una canción se burla del miedo


“Yo vivo en el boulevard de los sueños rotos” esa fue la frase que Chavela le dijo a Joaquín el día que se conocieron en Madrid. Ella no lo sabía, pero acababa de plantar en la cabeza de Sabina la semilla de una canción que sería un himno para México. No hay concierto de Sabina en el que no rinda tributo a su cuatacha la Vargas.

Si Diego Rivera retrataba a Frida Kahlo, Sabina hace lo propio con Chavela. Con pluma en lugar de pincel, los primeros trazos son para el tono de piel morena coronada por piel de plata. Los siguientes son más abstractos, pero consiguen que veamos a la gata valiente de piel de tigre. Y el último retazo le dibuja su inseparable poncho rojo. Si ese cuadro hablase, lo haría con voz de rayo de luna llena.

Joaquín comentaba que nunca se había tomado copas con sus ídolos Dylan, Cohen o Brassens; pero la Vargas fue la excepción, no sin antes advertirle que ya no quedaban tequilas buenos, porque ya se lo habían bebido José Alfredo Jiménez y ella. Probablemente en esas noches sería difícil distinguir las risas de los llantos.

Con esta canción Sabina además de un homenaje a Chavela, se lo hace al México que más ama; un amor muy correspondido además. Ninguno de los dos artistas nació en el país azteca, pero ambos darían la vida por él.  

Según palabras de Sabina: “Ella no vendía una voz, vendía un estilo. Era una maestra en perder la primera al tiempo que ganaba lo segundo. Algo en lo que yo, sin duda, tengo mucho que aprender”. Creo que en eso ya estaban hermanados desde hace mucho tiempo, y el ubetense fue alumno aventajado de la tica en esa materia.

Cuando podría pensarse que el boulevard era la canción definitiva para plasmar la relación entre Chavela y Joaquín; éste se sacó del bombín, cuando el siglo XX estaba en el tiempo añadido, otra obra maestra titulada “Noches de boda”. En la introducción que hace ella, se encuentra una anécdota que ocurrió el día que se conocieron.

La historia contada por Joaquín:

“Aquella primera vez, pedí a Pedro Almodóvar que nos presentara. Al acercarme, escuché cómo él le contaba quién era yo, pues Chavela no tenía la menor idea. “La admiro desde niño”, le dije. “Yo también le admiro mucho a usted”, contestó. Ante la mentira, exclamé. “Vete a la mierda”. Nos fundimos en un largo abrazo del que nunca nos libramos...”

La historia contada por Chavela:

“Desde el primer día que nos vimos en los Madriles. Me caíste re bien. Me gustaste por sincero. Me dijiste que me fuera al carajo...Todas las noches de luna serán para Joaquín y para mí pues.”

El artífice de ese encuentro fue el cineasta manchego Pedro Almodóvar, quien afirmaba sobre la Vargas lo siguiente:

Desde Jesucristo, nadie ha abierto los brazos como ella


06 agosto 2012

Reír como llora Chavela

Ayer nos dejó Chavela Vargas a los 93 años de edad, se apagó la voz de rayo de luna llena de esta gata valiente de piel de tigre. Esta mexicana de adopción, ocupa un lugar preferente dentro de la vida de Joaquín Sabina; y gracias a ella tenemos dos canciones inmensas como son "Por el Boulevard de los sueños rotos" y "Noches de boda". Chavela tenía bastante cosas en común con Joaquín, su afición al alcohol y a las mujeres así como la voz rota; son algunas de sus mayores señas de identidad.

No se ha hecho esperar la reacción de Sabina a tan sentida pérdida, y ha mandado un no menos sentido pésame ante la pérdida de aquella mujer que lo dejó para siempre sin tequila "del bueno". Esperemos que, tal y como rezaba "Noches de boda", el fin le haya pillado bailando.

“Andaba dibujando en un cuadernito, una costumbre que recién adquirí, cuando vi por la televisión, encendida sin sonido, la imagen de Chavela. Di voz al aparato. Se nos fue, escuché. Y me cogió un llanto irreparable. Lo que nunca me había sucedido. Siempre me culpé por no ser capaz de llorar con la muerte de mis padres, pero esta vez me venció el desconsuelo. Yo nunca me tomé copas con mis ídolos: Bob Dylan, Leonard Cohen o Brassens. Y sí, con Chavela, con la que he cantado, nos hemos abrazado y reído hasta hartarnos. Todas esas veces cuentan y contarán siempre entre las más grandes cosas que me han sucedido en la vida.

Será difícil, por ejemplo, olvidar cómo la conocí. Fue una noche de hace unos veinte años, en Madrid, en la sala Morasol. Dijo: “Yo vivo en el bulevar de los sueños rotos”. Y yo tuve que escribirle una canción con esa frase. Ya se había recuperado de su alcoholismo. Calculaba que había bebido algo así como 1,8 millones de botellas de tequila y solía decirme cuando me veía beberlo a mí: “Joaquín, ese tequila tuyo es muy malo; el bueno de verdad ya nos lo bebimos José Alfredo Jiménez y yo”. Al conocer la triste noticia, que todos veníamos anticipando, he sentido la necesidad de bajar al bar a tomar uno a su salud, aunque el brebaje sin ella siempre será de los malos.

Aquella primera vez, pedí a Pedro Almodóvar que nos presentara. Al acercarme, escuché cómo él le contaba quién era yo, pues Chavela no tenía la menor idea. “La admiro desde niño”, le dije. “Yo también le admiro mucho a usted”, contestó. Ante la mentira, exclamé. “Vete a la mierda”. Nos fundimos en un largo abrazo del que nunca nos libramos hasta ayer mismo, incluso aunque no pudiéramos vernos en su última visita a España, un viaje que quizá no debió hacer, pues no estaba en condiciones. Entonces, yo estaba de gira y a ella la ingresaron en un hospital.

Con su desaparición, se pierde una manera de cantar llorando, un quejío inigualable, una expresividad fuera de lo común. Unos cojones y unos ovarios nunca vistos en la música popular desde la muerte del bandoneonista Ricardo Goyeneche. Ella no vendía una voz, vendía un estilo. Era una maestra en perder la primera al tiempo que ganaba lo segundo. Algo en lo que yo, sin duda, tengo mucho que aprender. En estos momentos de pérdida me digo: ¡Quién pudiera reír como llora Chavela! Y recuerdo algo estas palabras de Almodóvar: “Desde Jesucristo, nadie ha abierto los brazos como ella
Joaquín Sabina.

18 mayo 2009

Por el Boulevard de los Sueños Rotos


Si hay algún regalo que se puede considerar como algo caído del cielo es una canción dedicada por Sabina. Chavela Vargas tiene el enorme privilegio de poseer una, se trata de "Por el Boulevard de los Sueños Rotos".

Es una canción donde además se ve reflejado el amor que Joaquín tiene por Latinoamerica, en el caso particular de esta canción realiza un gran tributo a México. Aunque costarricense de origen Chavela es mexicana artísticamente hablando, pero no sólo hay referencias a ella, también se pueden encontrar en la canción mexicanos ilustres del mundo de la artes como José Alfredo Jiménez, Frida Kahlo o Diego Rivera (marido de Frida).

Joaquín define las características más notorias de Chavela como él sólo sabe hacer, pongamos un ejemplo

"En el boulevard de los sueños rotos
vive una dama de poncho rojo,
pelo de plata y carne morena.
Mestiza ardiente de lengua libre,
gata valiente de piel de tigre
con voz de rayo de luna llena."

A poco que se conozca a Chavela se sabe que tiene una voz bastante rota, e históricamente ha sido famosa por no tener pelos en la lengua. Además fisicamente destaca por su pelo canoso y su piel oscura y uno de sus atuendos más característicos es el poncho mexicano. Todo esto dicho así parece una descripción policial, pero en boca de Sabina todo se transforma y es capaz de hacer una canción de ello.

"Se escapó de una cárcel de amor,
de un delirio de alcohol,
de mil noches en vela.
Se dejó el corazón en Madrid
¡quién supiera reír
como llora Chavela!"

De Chavela también se conocen sus excesos con el alcohol, y esto lo refleja de forma clara Sabina haciendo alusiones tanto al alcohol, como a la bebida mexicana por excelencia, el Tequila.

"Por el boulevard de los sueños rotos
pasan de largo los terremotos
y hay un tequila por cada duda.
Cuando Agustín se sienta al piano
Diego Rivera, lápiz en mano,
dibuja a Frida Kahlo desnuda."

El boulevard de los sueños rotos ha sido un recurso artístico muy utilizado, de hecho hay más canciones con ese nombre. En el caso particular de esta canción, a la gran letra le acompaña una no menos grande melodía.